La ciberseguridad mantendrá el desarrollo de la industria 4.0. Es necesario conocer hacia dónde se dirige y cuáles son las acciones que están tomando algunas empresas. David Montaudon nos comparte su opinión en la siguiente columna.
Por David Montaudon, Gerente de Comunicación de Hannover Fairs México
En el ecosistema digital, la ciberseguridad se ha convertido en un ente simbiótico para proteger el desarrollo de las diferentes capacidades tecnológicas de la Industria 4.0 como el Internet de las Cosas, la Robotización, la Manufactura Aditiva, la Realidad Aumentada y Virtual, Big Data, Cloud Computing, etc.
El hecho de que el ciber espacio ahora sea el lugar predilecto donde se originan las infinitas creaciones de la humanidad, la ciberseguridad deberá ser un acompañante obligado para salvaguardar lo más preciado del universo digital: la información, la creatividad y la propiedad intelectual.
Tan solo diez años atrás, una de cada cuatro empresas utilizaba el internet para sus operaciones de negocios. Hoy, la dependencia de las empresas en la economía digital es del 100%. Esta tendencia ahora se está trasladando a los usuarios finales, pues según las últimas cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, 50% de la población mundial ya tiene acceso a Internet, 1 millón de personas se unen a la red cada día, mientras que 3,500 millones de personas ya poseen un smartphone (Bankmycell).
Este rápido crecimiento ha conllevado al aumento proporcional de los riesgos cibernéticos tanto para empresas como para ciudadanos. El último informe de Accenture, The Cost of Cybercrime, encontró que el 80% de las empresas están adoptando innovaciones tecnológicas más rápido que su habilidad de protegerlas ante diferentes ciberataques perpetrados por diferentes actores que van desde organismos gubernamentales y empresas, hasta grupos hacktivistas y terroristas.
No por nada, el World Economic Forum ya cataloga al cibercrimen como el séptimo riesgo más probable, el octavo de mayor impacto, y el segundo más preocupante para hacer negocios a nivel mundial durante los próximos 10 años. Incluso, su impacto económico para 2021 se calcula en $6 mil millones de dólares, cifra equivalente al PIB de Japón, según revela el Reporte Anual de Cibercrimen 2019 de Herjavec Group.
La evolución del modus operandi de los ciberataques también se ha acelerado. El robo de información ha dejado de ser el motivo principal del cibercriminal y ha migrado a la disrupción de negocios, infraestructura y recursos humanos. Los sistemas industriales son saboteados para mermar la competitividad, los empleados (considerados el eslabón más vulnerable en las empresas) son extorsionados con diferentes herramientas maliciosas y a nivel geopolítico, elecciones e infraestructura critica se han visto comprometidas.
Como hemos podido atestiguar en los últimos ataques cibernéticos de gran escala en los últimos 5 años, nadie parece estar totalmente a salvo. Grandes corporaciones, pymes y personalidades mundiales son hackeadas por igual. Tan solo unos meses atrás, un joven de 17 años realizó el ataque más importante en la historia de Twitter al hackear masivamente cuentas de personalidades relevantes de la talla del expresidente Barack Obama, Bill Gates y Elon Musk, como parte de una estafa para obtener Bitcoins.
Por otro lado, la naturaleza interconectada de las operaciones impulsadas por la Industria 4.0 y su uso abundante de información, significa que los ciberataques ahora cuentan con el poder de destruir el modelo de negocios de una empresa. De acuerdo con el Instituto Ponemon, los ciberataques a los procesos de manufactura industrial se encuentran entre los más altos de cualquier industria con un promedio de $5.2 millones de dólares.
Las cadenas de suministro también están amenazadas a medida que los cibercriminales cambian sus estrategias hacia socios comerciales para generar un punto de acceso a su objetivo principal. Accenture enfatiza que los ataques indirectos podrían representar el 23% del valor total para las organizaciones durante los próximos cinco años.
Paradójicamente, la solución para combatir estos males radica en el uso estratégico de la tecnología. Conocer y evaluar de antemano los principales activos críticos a proteger de posibles ciberataques, así como los puntos débiles de los modelos de negocios, pueden convertirse en una ventaja competitiva que permitirá a los tomadores de decisiones invertir en las tecnologías apropiadas para blindar sus negocios.
También, un aprendizaje positivo que nos ha dejado la pandemia del coronavirus es que evidenció la necesidad imprescindible de adoptar la ciberseguridad de manera transversal en todo tipo de industrias y empresas, ya que el cambio repentino al teletrabajo resaltó aún más las nuevas amenazas que existen en el ciberespacio, así como la carencia de habilidades del personal para enfrentar un ataque cibernético.
Al respecto, una reciente encuesta de Microsoft realizada a 800 empresas líderes en India, Alemania, el Reino Unido y EE. UU., descubrió que 58% de las empresas ya buscan incrementar sus presupuestos en ciberseguridad en los siguientes años, mientras que 82% planea adherir personal para este fin.
Más interesante aún es que 94% de las empresas dijeron estar en proceso de adoptar una mentalidad de «Confianza Cero» «nunca confiar, siempre verificar dispositivos potencialmente inseguros» mientras que el 40% de los negocios planea priorizar sus inversiones de seguridad en la nube.
Otra de las grandes oportunidades se depositará en los profesionales capacitados en ciberseguridad. Así como hoy existen áreas enteras dedicadas a la Administración e Informática, en las siguientes décadas las áreas dedicadas a la ciberseguridad serán indispensables para cualquier corporativo, PYME y gobierno.
POR REDACCIÓN
Se publicó originalmente en Smart Industry http://smartindustry.mx/noticia-detalle.php?noticia=382